¿Debemos volver al congreso?

¿Debemos volver al Congreso? ¿Para qué?

Apreciada ciudadana, apreciado ciudadano: Desde hace un tiempo, y desde diferentes grupos sociales me están preguntando: ¿Diputada, Usted se va a reelegir, verdad? Siempre he dado la misma respuesta: esa es una decisión que quiero tomarla con los colectivos con los que he trabajado estos años desde el Congreso, con las organizaciones con las cuales he construido mi decisión de voto, con la gente que ha colaborado con la diputación, y con ustedes. Siento que es el momento de aunar voluntades de todos los ciudadanos y ciudadanas que militan en partidos políticos, en movimientos y organizaciones sociales, culturales, religiosas, de los ciudadanos y ciudadanas que no tienen ninguna militancia pero sí se sienten preocupados por el futuro de sus familias y del país. Pero yo también me pregunto y quiero hacerlo públicamente para que podamos conversar, para que dialoguemos, para que pensemos, para que construyamos en conjunto: ¿Debemos volver al Congreso? ¿Para qué? En los últimos meses hemos confirmado, una vez más, que los intereses políticos particulares y grupales se imponen al bien común, a la esencia de la democracia que es el derecho a participar, a elegir y ser elegido. Quienes tienen el control de los poderes del Estado han tomado la decisión de que son ellos quienes deciden por los dominicanos y dominicanas. Lo han hecho sin consultar, sin escuchar al pueblo, sin pensar en sus sentimientos, en sus emociones, en sus ilusiones. También, vemos y vivimos, en cada instante, la violación de derechos constitucionales, el manejo interesado de las cifras, para “demostrar” que vivimos en un país de ensueño, con una clase media creciendo, con el aumento de importación de lujosos automóviles, construcción de grandes torres, aumento de las tarjetas de crédito, etc. Sin embargo, en la calle, en los barrios, en los campos, en las guaguas… se sufre violencia diariamente. Muchas veces porque no tienen dinero para pagar su transporte para ir al trabajo, porque no pueden dar una alimentación sana a sus familias, porque el sueldo no es suficiente para cubrir las necesidades (Más de 400,000 personas reciben un sueldo menor de 10,000 pesos cuando la canasta básica está por encima de los 25,000 pesos). Otras veces porque no hay trabajo (más de 600,000 personas están buscando un empleo), la gente se siente insegura por los altos niveles de delincuencia y criminalidad, un medio ambiente que se deteriora por la ausencia de una política pública e inversión consistente, en definitiva no hay garantía de derechos. El Congreso juega con leyes como si fuera un juego de ping pong entre el Senado y la Cámara de Diputados, no aprobando leyes que son esenciales para la vida de la gente. Vemos una justicia que no cumple su misión de hacer justicia para frenar la corrupción y la impunidad. Que no llega a los acusados de delitos de corrupción que son parte del grupo que “controla” los poderes del Estado y tienen fortunas para modificar a su favor sentencias, pruebas, conciencias; imperando la impunidad. Los partidos políticos conservadores, tradicionales, mayoritarios, minoritarios disfrutan “el festín electoral”. Nueva vez han aflorado las ambiciones por los cargos, por el dinero público, por los bienes del Estado. Se han apagado muchas intenciones de servir al pueblo. El clientelismo político, la propaganda engañosa, las alianzas oportunistas y de reparto del botín, han hecho que la democracia esté totalmente deteriorada y controlada, que los programas políticos no existan, que los votos se compren. Cuya consecuencia es una administración pública y un Congreso, ineficaz e ineficiente que no garantiza servicios públicos. Por todo ello se impone continuar articulando acciones para fortalecer la Alianza Electoral por el Cambio Democrático donde además de las organizaciones integrantes, la palabra, la voz, la decisión de ciudadanos y ciudadanas sea tomada en cuenta. El derecho a la palabra lo tiene y lo ejerce cada ciudadano, cada ciudadana, en libertad, sin presiones, sin chantajes. Nadie puede negar este derecho en una sociedad libre y democrática. A este propósito quiero seguir contribuyendo, desde la experiencia que en estos años hemos construido con los colectivos sociales que luchan por sus derechos. Escuchar y conocer sus opiniones es muy importante para mí. Cualesquiera que sean tus comentarios al respecto. Pueden hacerlo desde aquí mismo o escribiéndome a [email protected] o si prefieren llamarme a los siguientes teléfonos: Oficina: 809-6870472 o al Cel. 1-809-3500472. Podemos también encontrarnos y conversarlo si lo consideran, Agradeciendo tu atención, me despido con un fuerte abrazo, Guadalupe Valdez Santo Domingo, D.N. 15 de noviembre, 2015