Compañeros y compañeras

Alianza por la Democracia

En menos de un año termina el período legislativo para el  que fui electa diputada nacional 2010-2016. Durante los cinco años  transcurridos  he asumido la responsabilidad y el compromiso de representar al pueblo dominicano. De aportar a los cambios que necesita y merece el pueblo, como escribió un día el compañero Abelardo Vicioso, al titular una de las publicaciones de la APD.

Santo Domingo, D.N.

25 de septiembre, 2015

Compañeros y compañeras

Alianza por la Democracia

En menos de un año termina el período legislativo para el  que fui electa diputada nacional 2010-2016. Durante los cinco años  transcurridos  he asumido la responsabilidad y el compromiso de representar al pueblo dominicano. De aportar a los cambios que necesita y merece el pueblo, como escribió un día el compañero Abelardo Vicioso, al titular una de las publicaciones de la APD.

En cada voto que he hecho, ha estado presente mi compromiso ético con los ideales de libertad, democracia, justicia y fundamentalmente con la lucha contra la pobreza y para que haya más equidad. Hemos promovido leyes de contenido estratégico para la sociedad dominicana, como la Ley de Soberanía, Seguridad Alimentaria y Nutricional. Hemos actuado para que la Ley de Presupuesto expresara oportunidades de desarrollo, de igualdad para los sectores más vulnerables del país. Hemos rechazado y combatido el abuso y los privilegios, incluyendo los de los propios legisladores. Hemos trabajado para bien del pueblo dominicano y no para algunos sectores.

He participado como Diputada Nacional en los espacios que se han creado desde organizaciones político-sociales para articular propuestas en contra de la impunidad y la corrupción, por una ley de partidos políticos y ley electoral que garanticen respeto y equidad en las próximas elecciones, aunque estos esfuerzos no han prosperado por tener un congreso controlado por fuerzas conservadoras que solo votan por sus intereses corporativos. Sin embargo, la clave es no desfallecer. Seguir luchando.

Durante más de treinta y cinco años he militado en algunos partidos políticos, siempre dentro de una misma línea y vocación de construcción política, de participación popular, de fomento de una nueva ciudadanía. He aprendido y aportado. He visto encuentros y desencuentros entre militantes, con la gente, con el derecho del pueblo a vivir con dignidad. He y hemos cometido errores.

En la actual coyuntura, con elevados niveles de deterioro en los campos de la política, la economía y las relaciones sociales, están surgiendo nuevos espacios de diálogo, de articulación entre organizaciones, entre ciudadanía preocupada.

Son espacios que nos hacen reflexionar sobre la viabilidad de las estructuras partidarias tradicionales, sobre la forma de hacer política en el día a día, más allá de los procesos electorales. Las viejas formas de relación de partidos políticos y ciudadanía ya no sirven. Gran parte de la ciudadanía no se siente atraída por la militancia política en los partidos tradicionales, muchos porque no tienen confianza en esos partidos, otros porque han sido víctimas del oportunismo y de la demagogia. Existe un importante descrédito de lo que dicen, prometen y hacen las formaciones políticas.

Siento que es el momento de abrir nuestras mentes y pensamientos, abrir los brazos, abrir  los corazones para juntarnos,  aunar voluntades, articular acciones con los ciudadanos y ciudadanas.

 Es el momento de que la voz, el protagonismo, el poder de decisiòn lo tenga la ciudadanía,  darles la autoridad sobre sus vidas, sus sueños, sus proclamas, sus propuestas, sus liderazgos.

Estamos cercanos al periodo electoral del 2016. La proximidad de elecciones nos lleva casi siempre a querer desarrollar en unos meses el trabajo político no desarrollado durante años. En mi caso, expreso mi firme decisión de continuar contribuyendo en el proceso de creación de ciudadanía y de plataformas que permitan que su voz y su voto sean tan o más escuchadas y conocidas, que la voz y el voto de los que dicen son sus representantes.

La experiencia adquirida en estos años de articulaciòn con colectivos sociales y ciudadanos diversos, plurales, que luchan por sus sueños, por que se garanticen sus derechos, por contribuir a mejorar el futuro de sus familias, que luchan por ser más felices y dejar un mejor país a sus descendientes, me indica que son ellos quienes tienen la última palabra sobre la posición que adoptaremos en la presente coyuntura para avanzar en las transformaciones que requiere el Estado dominicano.

Consultar a la ciudadanìa, ser pueblo, vivir con el pueblo, construir con el pueblo, con la diversidad de la sociedad el futuro que nos dignifique y nos haga ser más felices es la gran tarea. Por encima de las organizaciones y los partidos políticos  se encuentran los derechos inalienables del pueblo dominicano, la justicia social, el futuro de nuestros hijos, por estas causas trabajamos y seguiremos trabajando.

Lo haremos desde los espacios que consideramos son plausibles y eficientes. Es un deber asumido, es mi compromiso, contribuir a crear plataformas para que la ciudadanía tenga la palabra y el poder de decisión.

En este momento polìtico que vive el paìs, consideramos que es esencial aunar esfuerzos y voluntades, en lugar de armar una simple boleta electoral a partir del disgusto generado por los acuerdos interpartidarios que resultan de muy corto alcance, reproduciendo pràcticas polìticas tradicionales. Es tiempo de que las organizaciones y partidos políticos, muy especialmente la Alianza Por la Democracia y quienes en sus momentos fueron compañeros en esta y otros partidos, contribuyamos a crear escenarios sin protagonismos en los que todos y todas participemos construyendo procesos  democràticos, basados en propuestas programàticas que ciudadanos y ciudadanas merecen,  asi como los cambios y transformaciones que requiere el paìs.

Con el afecto de siempre,

Guadalupe Valdez